Cómo hacer trading de forma inteligente
- ¿Cómo se hace un buen trading?
- Aprendiendo a aprender.
- Buenas prácticas
- Lo que hagas en demo te lo llevarás a real: Entrena bien en demo.
- Documenta tus operaciones.
- Opera lo antes que puedas con dinero real.
- Safety first: Arriesga muy poco en cada operación.
- Coloca los soportes y resistencias primero.
- Si haces un curso, no hagas otro de otra fuente. Entrena durante al menos un año lo que hayas aprendido en ese curso.
¿Cómo se hace un buen trading?
Aprender qué es el trading empieza también por aprender a hacerlo en sí mismo.
Muchas veces, resulta más costoso esto que el propio trading.
Fíjate: Por un lado quieres aprender a operar. Pero es que, por el otro y a la vez, tienes que aprender a aprender a operar.
Si no haces esto último, sólo vas a desgastarte intentando aprender trading (sin conseguirlo).
Aprendiendo a aprender
En otras disciplinas es bastante fácil e intuitivo aprender a aprender.
Por ejemplo, cuando te estás sacando el carnet de conducir, enseguida te das cuenta de que, para aprender, lo que tienes que hacer es relajarte y simplemente pasar horas en el coche. Tardarás más o menos, pero a nada que te fijes un poco, tarde o temprano lo difícil se irá convirtiendo en fácil.
Es decir, aprendes a aprender de forma natural.
En otras áreas, la forma de aprender también se localiza rápidamente. Cada uno tiene que encontrar lo que mejor le funciona. A uno le funcionará tomar notas, a otro hacer ejercicios, a otro experimentar en el simulador, etc.
Pero en trading, aprender a aprender no resulta nada intuitivo. Al contrario, aprender resulta antinatural.
Lo normal, si no hay un esfuerzo consciente por querer aprender, es entretenerse per vitam eternam sin avanzar realmente en el aprendizaje.
Esto es así porque hay interferencias.
En concreto, una interferencia muy fuerte: El dinero.
Somos como Gollum, nos cegamos con el dinero como él lo hacía con el Anillo Único.
Nos impide centrarnos en el objetivo real: Aprender trading.
Pero es que el Anillo es mucho anillo.
Nos metemos en la Bolsa principalmente por dinero, así que es muy difícil relegarlo a un segundo (o último) plano.
Estamos acostumbrados en nuestro día a día a controlar nuestras finanzas, tratando de minimizar gastos y maximizar ingresos. Intentamos evitar perder dinero y de manera inconsciente tendemos a realizar acciones que nos ayuden a ello.
El problema es que el aprendizaje cuesta dinero (y tiempo, y esfuerzo).
Y a nuestro coco le resulta conflictivo ponerse a perder dinero para aprender a ganar dinero. Especialmente porque para aprender a ganar, tenemos que perder y perder, y hartarnos de perder.
Y aún incluso cuando nos podamos llamar ganadores a nosotros mismos, estaremos inundados de pérdidas todos los días para, pese a todo y en promedio, salir victoriosos.
Así pues, nuestra inercia del día a día va interferir duramente con el esfuerzo por aprender.
Por eso, el propósito de aprender por encima de ganar dinero debe ser muy claro y muy firme.
Si no, ya sabes: Marear la perdiz y perder dinero. Durante tiempo indefinido.
La mayor parte de la gente nunca llega a salir de esta zona, porque no se plantean y se comprometen de verdad con la prioridad específica e innegociable de centrarse en aprender en lugar de hacerlo sobre amarrar unos euros.
Buenas prácticas
Uno no puede pretender hacerlo todo bien desde el primer día.
Primero, porque es imposible. Segundo, porque tampoco interesa intentarlo.
Para aprender, no hay que volcarse en hacerlo todo bien. Nos saturamos si intentamos eso. (Y nos agotamos, lo que nos lleva a la frustración, falta de disfrute y, en última instancia, el abandono de lo que perseguimos).
Lo que hay que hacer es rodearse de buenas prácticas.
¿Qué son buenas prácticas?
Cada disciplina tiene las suyas. Y, de hecho, en muchas de ellas, estas buenas prácticas están claramente definidas.
Las buenas prácticas son costumbres o reglas básicas que debes obligarte a cumplir por sistema para desenvolverte en el entorno de trabajo de modo tal que, aunque te puedan resultar un poco tediosas (especialmente al principio, mientras te acostumbras a ellas) te protegerán de gran parte de los riesgos y te ayudarán a aumentar mucho la calidad de tu trabajo.
Por ejemplo, aquí tienes una referencia a las GLP (Good Laboratory Practices), que son las buenas prácticas de laboratorio o las Best Coding Practices (Mejores Prácticas de Programación).
A los operadores de laboratorio les permite no quemarse gravemente porque, gracias a éstas, llevan guantes, gafas de seguridad y bata cuando sufren un repentino estornudo mientras están manipulando ácido (por poner un ejemplo, que tengo relativamente poca idea de laboratorios).
Realmente da pereza ponerse las gafas, que además se empañan, y los guantes de nitrilo, que son un coñazo, una y otra vez. Pero cuando esa salpicadura de sulfúrico se queda en una anécdota que se ha olvidado a los diez minutos, ha compensado con creces todo el ritual.
A los programadores, las buenas prácticas, les permiten trabajar en equipo, repartirse la tarea fácilmente y depurar errores de forma rápida y eficiente gracias a que éstas les llevan a programar de forma modular y por capas.
Obviamente, resulta mucho más cómodo ponerse a picar código inmediatamente, conforme las ideas brotan a borbotones de nuestras excitadas neuronas. Pero cuando aparece el típico error que obliga a reestructurar la forma de realizar algún cálculo, te das cuenta de que estás ahorrando muchas horas (si no días) de trabajo, porque el algoritmo se encuentra perfectamente confinado en un bloque de código claramente estructurado y localizado, cuyo cambio se propagará de forma limpia e instantánea a todo el sistema.
Lo que hagas en demo te lo llevarás a real: Entrena bien en demo
Si en virtual haces pruebas raras, harás pruebas en real (y será un desastre).
Las operaciones en virtual deben ser igual de buenas y válidas que para real. Si te atreves con una operación en demo que no llevarías a real es que estás operando mal.
No tienes que echarle huevos para operarla en real. La operación tiene que ser buena de por sí.
Si no lo es, descártala.
La idea es que no te permitas cosas en virtual que no te permitirías en real.
Si lo hicieras, no estarías practicando bien, ni entrenando bien ni, en definitiva, aprendiendo trading.
Documenta tus operaciones
Esto es muy importante.
Sin duda, una de las buenas prácticas más tediosas, aburridas y cargantes.
Pero es que si no, no hay avance.
Documentar tu trading (cubrir al menos un diario de trading con todas tus operaciones) es el ABC de la mejora continua. Si no tienes esto, no tienes una base para mejorar.
Si quieres aprender trading, tienes que hacer los deberes.
La memoria es demasiado frágil, etérea e insuficiente para ello.
Opera lo antes que puedas con dinero real
Lo que más cuesta aprender (me refiero a interiorizar de verdad) es el control emocional. Tanto la detección de que las emociones aparecen y que nos están embargando como el ejercicio de sobreponerse a ellas y, pese a todo, seguir actuando en favor de tu mejor interés.
Y sin dinero real en juego, el impacto de las emociones es irrisorio comparado con el de perder y ganar dinero de verdad.
En cuanto puedas, empieza a trabajar con una cuenta real.
Hay todo un mundo de diferencia. Aunque te parezca que no. Para esto necesitarás un broker.
Eso sí, ten la prudencia de hacerlo con una modesta cantidad de dinero que te puedas permitir dilapidar, ya sea por inexperiencia o negligencia.
Safety first: Arriesga muy poco en cada operación
Este punto es válido, no sólo para aprender, sino para operar con el propósito de ganar dinero.
Para llegar al éxito tienes que sobrevivir al camino.
Y éste es muy largo y duro.
Por eso tienes que acostumbrarte (aprender) a cuidar tu cuenta por encima de todo; y priorizar siempre su supervivencia por encima de la ambición que te ciega («Mi Tesoro», que diría Gollum).
Esto lo logras arriesgando muy poquito de cada vez.
Ya sabes, la regla del 2% es un buen punto de partida.
Coloca los soportes y resistencias primero
Esta es otra de esas buenas prácticas 100% compatibles tanto en fase de aprendizaje como de explotación.
Primero colocas los soportes y resistencias relevantes, y con eso ya tienes una estructura para decidir.
Si luego le quieres añadir adornos (indicadores) o consultar otros elementos (la salud de la economía, la fortaleza relativa de su súper-sector, si hay una presentación de resultados inminente, etc.) no hay problema. Pero tu punto de partida de decisión debe ser sobre algo sencillo y claro.
Esto te permitirá aprender (y operar) desde la esencia, sin variables que compliquen, dificulten y, sobre todo, obstaculicen tus procesos de decisión.
Si haces un curso, no hagas otro de otra fuente. Entrena durante al menos un año lo que hayas aprendido en ese curso
Este punto es muy importante.
Si andas saltando de flor en flor, es que no quieres aprender; sólo quieres engañarte a ti mismo con la placentera sensación de estar formándote.
En ese caso, tienes que tomar una decisión: O le pones lo que hay que poner (compromiso, codos, entrenamiento en solitario durante meses y años) o te retiras y te pasas a algo más glamuroso o entretenido.